Europa a Oscuras: El Gran Apagón que Sacudió España y Portugal y lo que las Empresas No Pueden Ignorar
El 29 de abril de 2025, un apagón masivo paralizó buena parte de la Península Ibérica, dejando a más de 50 millones de personas en España, Portugal y Andorra sin electricidad y comunicaciones. La caída del sistema ocurrió a las 11:30 a.m. y duró hasta 12 horas en algunas zonas, afectando hospitales, redes móviles, medios de pago y sistemas de transporte.
¿Qué provocó el apagón?
Según el operador español Red Eléctrica y su homólogo portugués REN, el corte fue causado por una pérdida súbita de 15 gigavatios de energía en apenas cinco segundos, una oscilación crítica en la red eléctrica continental. Aunque se han descartado ciberataques o fenómenos meteorológicos extremos, aún no hay una causa única clara, y se siguen investigando errores en la sincronización entre centrales de energía renovable.
Ciudades como Madrid, Lisboa, Barcelona y Oporto colapsaron parcialmente, mientras los ciudadanos quedaban sin señal, cajeros automáticos, ascensores ni calefacción. Las empresas más afectadas fueron aquellas sin respaldo digital, soluciones en la nube o planes de continuidad operativa.
Qué deberían aprender las empresas de este evento?
Este evento dejó una lección clara: la digitalización sin resiliencia es una vulnerabilidad. En un entorno hiperconectado, no basta con estar en la nube; hay que diseñar estrategias que contemplen:
✅ Planes de continuidad de negocio
✅ Energía de respaldo y monitoreo inteligente
✅ Infraestructura en la nube con recuperación ante desastres
✅ Herramientas de automatización y respuesta remota
Las empresas que ya contaban con sistemas cloud escalables, data centers redundantes y monitoreo predictivo pudieron mantener operaciones críticas e incluso responder de forma proactiva a sus clientes.

Lo ocurrido no fue una falla local, fue un fallo sistémico. En un continente que se presume como líder en infraestructura energética y digital, el colapso sorprendió por su rapidez y falta de preparación. Este hecho pone sobre la mesa la necesidad de auditorías más estrictas, inversiones en ciberseguridad energética, y colaboración público-privada para modernizar redes y procesos.
La pregunta ya no es si volverá a pasar, sino cuándo… y qué tan preparados estaremos la próxima vez.
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